En marketing usamos las encuestas, sondeos de opinión y focus groups como herramientas para desarrollar una comunicación eficaz de lo que como marca se quiere transmitir. Dicho en bonito, usamos los resultados de las encuestas para planificar y diseñar el mensaje que como marca queremos difundir. En política, y sobre todo mientras más se acerca al día de votación, los resultados de las encuestas dejan de ser una herramienta para desarrollar el mensaje y se convierten directamente EN EL MENSAJE.

Al ser los resultados de una encuesta el mensaje, y no una herramienta para desarrollar el mensaje, sumado a que a pocos días de las elecciones está prohibido la difusión de estos resultados. Se genera lo que leemos por todas partes: resultados confusos, todos distintos y sin poder distinguir si son fiables o no. Un juego de teléfono malogrado en el que no se sabe dónde se empezó a distorsionar lo que se quería decir. Ante todo esto, la gente empieza a sentir que las encuestas ya no son una “foto del momento” sino una especie de horóscopo que nos dirá que pasará en el futuro, un futuro que con votos se pude cambiar.

Es por esta razón, de la importancia para los partidos políticos, difundir los resultados de estas encuestas “off the record” que en estos últimos días circulan por redes sociales, con la única intención de llevar al elector a cambiar su decisión a última hora y favorecer a uno u otro candidato. Y así, cambiar lo que hasta hace poco sentía como “la mejor opción” para votar por “el mal menor” porque según éstas encuestas mi candidato ya no pasa a la segunda vuelta y un voto por este otro candidato que tenía como opción b, hará que no salga el otro que me da miedo.

Pero al igual de como cuando lees tu horóscopo en dos periódicos distintos y no coinciden, te ríes y dejas de creer en lo que dicen los astros. De igual manera, las encuestas como mensaje pierden credibilidad. Porque serían pocos los que saldrán a apostar todo su sueldo al póker sólo porque leyó en su horóscopo que ése día tendrá suerte en los juegos de azar. Yo personalmente, prefiero pensar que la gente es más juiciosa y si no cambió su voto basados en resultados de encuestas formales, ¿por qué tomaría decisiones basadas en memes o analogías de comidas de menús de restaurantes?

Y aunque suene a un cliché la verdadera encuesta es la que dará el domingo.