Elegir quien nos gobierne debería ser en base a sus propuestas y en qué tanto éstas se ajustan a lo que cada uno piensa beneficiarían al país, Sin embargo, en el Perú elegimos gobernantes más con el hígado y el corazón en lugar de con el cerebro. Es por esta razón que para los marketeros y publicistas del Fujimorismo ha sido bastante inteligente hacer del apellido Fujimori un "lovemarks"

En Marketing decimos que las buenas marcas se posicionan en las cabezas de los consumidores y un escalón más alto las marcas que se posicionan en los corazones de la gente se convierten en “lovemarks”.  Los ejemplos clásicos son Coca Cola, Apple o Disney en donde el consumidor ama tanto a la marca que le son leales incondicionalmente, aun cuando les digan que su marca favorita de gaseosas es dañina para su salud o exista otra marca del mismo color y más barata. Ellos amarán la marca por sobre cualquier otra cosa.

Es claro que para un sector de la población el apellido Fujimori se ha convertido en un “lovemarks” y esto se debe a que lo asocian a todo lo positivo del gobierno de Alberto Fujimori como la captura de Abimael Guzmán; que terminara con el terrorismo; que se construyeran colegios y carreteras; y le diera estabilidad económica al país. Sin embargo, al mismo tiempo el apellido Fujimori también se ha convertido en un “hatemarks” generando una sensación de odio y rechazo total por todos los errores y excesos que se vivieron durante el mismo gobierno del chino como las esterilizaciones forzadas, lo sucedido en Barrios Altos y la Universidad de la Calcuta , los “vladivideos “ y todos los actos de corrupción.

Pero todos los hechos que generan estas sensaciones de amor y odio fueron acciones y decisiones hechas por Alberto Fujimori y no de su hija Keiko y es ella quién postula a la presidencia. Por eso me pregunto: ¿Podemos juzgar a y “ODIAR” a Keiko por los actos y decisiones de su papi? y en esta misma línea, ¿podemos “AMARLA” y atribuirle los aciertos que tuvo su viejo como para regalarle un voto?

Que Keiko sea hija de quién es, no garantiza absolutamente nada, ni que repita los errores de su padre, ni que siga con los aciertos del gobierno del chino. Votar por Keiko únicamente porque su papá acabó con el terrorismo, suena tan absurdo como pedirle a Gareca que convoque a los hijos de Cueto, Cubillas y Sotil para que nos clasifiquen al Mundial. O en un futuro e hipotético caso, negarle una oportunidad a los hijos de Pizarro, Farfán o Vargas en la selección sin saber antes si ellos tienen cualidades y el talento para jugar profesionalmente; y simplemente juzgarlos sólo por los goles que sus padres se fallaron.

Señores,  se trata de elegir quien nos gobierne, alguien que debe tomar las riendas de un país, y no de comprar una gaseosa. Se debe tomar una decisión pensando con el cerebro, y gané el candidato más preparado, con más y mejores propuestas. Y no elijamos a nuestro presidente motivados sentimientos de gratitud u odio que a veces cuando la sed apremia y el presupuesto es poco el ron con Pepsi también se disfruta, pero tomar agua todos los días nos da salud y más años de vida.